La verdad de las inundaciones en Tucumán: Si no hay foto antes de las elecciones no hay obra
Lo que debería ser una lluvia más termina en calles anegadas, autos arrastrados y hogares inundados. Esto no es solo una cuestión climática sino que es el reflejo del abandono estructural, falta de planificación urbana y la mezquindad política.
En Tucumán, cada tormenta se convierte en una pesadilla. Lo que debería ser una lluvia más, termina en calles anegadas, autos arrastrados, hogares inundados y barrios enteros aislados. Pero esto no es solo una cuestión climática: es el reflejo brutal del abandono estructural, la falta de planificación urbana y, sobre todo, la mezquindad política.
Las cifras hablan por sí solas. En marzo de 2025, cayeron 130 mm de agua en solo cuatro horas. Ese evento expuso una vez más la vulnerabilidad de la provincia. Canales colapsados, drenajes tapados, construcciones irregulares, obras viejas que no se mantienen, y zonas que crecieron sin control ni servicios. No hay un plan hídrico integral, no se actualizan los sistemas de escurrimiento, no se proyecta a futuro. Tucumán no resiste ni siquiera una lluvia intensa.
Expertos como Alejandro Diego Brown, de la Fundación ProYungas, lo vienen advirtiendo hace años: mientras no se reordene el uso del suelo, se respete el trazado de los cursos de agua y se invierta en infraestructura pluvial de verdad, estas catástrofes seguirán ocurriendo.
Y es ahí donde entra la política. Porque Tucumán no carece de diagnósticos ni de recursos: carece de voluntad. Las obras que realmente cambiarían la historia requieren tiempo, planificación y continuidad. Son inversiones que se completan en años, no en una gestión. Y eso, para los gobiernos de turno, especialmente los peronistas que dominaron la provincia por décadas, es un problema. Si no pueden cortar la cinta antes de las elecciones, simplemente no lo hacen.
La prioridad ha sido siempre la foto, el cartel, el beneficio inmediato para la imagen del funcionario. Pavimentar una cuadra visible, inaugurar una plaza o poner luces LED en una avenida da votos. En cambio, entubar un canal o rediseñar el sistema pluvial de una ciudad entera —aunque salve cientos de hogares en cada tormenta— no da rédito electoral.
Mientras otras provincias del norte como Salta, Catamarca o Santiago del Estero avanzaron en planes hídricos integrales, Tucumán sigue repitiendo los mismos errores. No hay obras, no hay planificación y, sobre todo, no hay interés en solucionar lo que no se ve.
El resultado está a la vista —y bajo el agua—. Y aunque las lluvias no pregunten quién gobierna, los ciudadanos sí tienen derecho a preguntar por qué siempre pagan el precio de una política que prioriza los votos sobre la vida de la gente. Aunque los que siempre gobernaron sean del mismo partido político amantes del Estado Presente. /Tucumán Digital





