Paritarias bajo tensión: Tucumán inicia la pulseada salarial del segundo semestre
El gobierno provincial abre esta semana la segunda ronda de negociaciones con los gremios estatales. La discusión se da en un clima de tensión económica, con los sindicatos exigiendo un piso salarial superior a los $700.000.
El invierno arranca con negociaciones calientes. Este martes, a las 8.30 de la mañana, la Casa de Gobierno será escenario de un nuevo capítulo en la eterna puja entre el poder político y el poder gremial. La agenda: paritarias del segundo semestre. El contexto: salarios que no alcanzan, inflación que muerde y una provincia que intenta hacer equilibrio sobre el alambre presupuestario.
A puertas cerradas pero con expectativas abiertas, los ministros Regino Amado (Gobierno y Justicia) y Daniel Abad (Economía) recibirán a los representantes de ATE, UPCN, el Frente Gremial Docente y otros sindicatos del sector estatal. La reunión se replicará en doble turno hasta el jueves. En el medio, la presión de los números: un salario estatal promedio que no llega a cubrir la Canasta Básica Total y una vara sindical que se planta en los $700.000 como piso irrenunciable.
“Estamos muy por debajo de lo que necesita una familia para vivir”, disparó Hugo Brito, del Frente Docente. Su reclamo no es nuevo, pero esta vez viene acompañado de una advertencia: si no hay recomposición real, podrían endurecerse las medidas de fuerza. Y lo mismo resuena desde UPCN. “Con lo que cobramos no alcanza ni para empezar el mes”, sostuvo Lucinda Espeche, quien apuntó al endeudamiento silencioso al que recurren muchos estatales: préstamos, tarjetas, cuotas. Una economía doméstica sostenida con alambres.
El telón de fondo no ayuda. La caída de la coparticipación nacional, sumada a una merma del consumo interno, complica las finanzas del Ejecutivo tucumano. Pero los sindicatos no quieren excusas. “Lo que para el Gobierno nacional es superávit, para nosotros es ajuste”, sentenció Brito. Y no es solo un reclamo de bolsillo. Los gremios buscan también previsibilidad: fechas claras, aumentos escalonados, y sobre todo, no tener que salir a pelear cada tres meses por lo obvio.
A diferencia de otras rondas, esta vez el gobierno no llegó con números. Prefirió escuchar antes de arriesgar una propuesta. Pero el tiempo corre. Y tanto los funcionarios como los gremialistas saben que lo que se defina esta semana marcará el tono —y el humor social— de la segunda mitad del año.
La mesa de diálogo está servida, aunque nadie oculta que lo que hay encima es, en realidad, una pulseada. Una más. Con la particularidad de que esta vez, cada punto porcentual puede significar comida o deuda para miles de trabajadores. En el fondo, todos lo saben: no se discute sólo un salario. Se discute dignidad en tiempos de ajuste. /El Ocho Tv





