"Se bajó el telón": tras 65 años, el INTA de Milei cerró un histórico programa de Bovino Criollo en Tucumán

Sin previo aviso ni razón aparente, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) trasladó el histórico rodeo de la raza Bovino Criollo de la Estación Experimental Agropecuaria (EEA) Leales, hacia el instituto en la localidad de Mercedes, en Corrientes.

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Este sábado, el diario La Nación dio a conocer que el Gobierno de Javier Milei, a través del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), decidió trasladar el histórico rodeo de la raza Bovino Criollo de la Estación Experimental Agropecuaria (EEA) Leales, en Tucumán, hacia el instituto en la localidad de Mercedes, en Corrientes.

“La decisión generó sorpresa en el ámbito científico y ganadero, no solo por la tradición del programa en el NOA, sino también por su enorme valor genético y simbólico. Son 120 hembras con un valor genético muy importante”, advirtió el citado medio en un artículo que lleva la firma de la periodista Mariana Reinke, quién entrevistó ingeniero zootecnista Fernando Hidalgo, quien trabajó durante 40 años en la Experimental de Leales, que lideró hasta su retiro en 2018.

“El 30 de junio de 2025 se bajó el telón: se pone fin a tantos años de labor y se elimina su rodeo, un rodeo de alto valor genético y experimental, con 53 años de registros genealógicos y productivos”, explicó Holgado. La historia del rodeo inició en 1959, cuando el INTA decidió fundar una unidad experimental en Leales, y crear el primer rodeo experimental de Bovinos Criollos del país, como parte de un plan de cruzamientos con razas índicas.

El ingeniero repasó: “No se trató en ese momento de destacar al Criollo como tal, sino de usarlo como grupo testigo. Y los resultados sorprendieron”. Desde entonces y durante décadas, Leales se convirtió en sinónimo del desarrollo y revalorización del Bovino Criollo. “El criollo siempre fue visto con malos ojos por los ganaderos del norte, pero los primeros diez años de trabajo mostraron que tenía una capacidad productiva muy buena, incluso con vacas de cerros y de distintas edades”, apuntó.

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El rodeo aportó animales a otras experimentales del INTA, como Chamical (La Rioja), Balcarce (Buenos Aires) y La María (Santiago del Estero), así como a productores particulares. Incluso su genética cruzó fronteras, a Bolivia, Brasil y Paraguay. “Esta línea de trabajo fue la bandera de Leales, le dio identidad. Lamentablemente ahora decidieron trasladarla, y no conozco los motivos. Se habla de falta de personal, pero esa situación es perfectamente solucionable. El INTA Leales tiene técnicos y recursos”, reprochó Holgado.

Tras conocerse la noticia, la Asociación Argentina de Criadores de Bovino Criollo expresó su pesar, y denunció que que “cuesta entender las razones que motivaron el cierre de esta línea de trabajo”, aunque destacaron que “el trabajo no se ha perdido: se ha multiplicado y se ha esparcido por todo el país”.

El diario porteño resaltó que uno de los hitos del programa fue la participación de Brigadier, el primer toro Criollo mocho, seleccionado por producción, pelaje uniforme y ausencia de cuernos. Fue presentado en la Exposición Rural de Palermo en 2018, “marcando un antes y un después para la raza”.

Holgado consideró que los datos recolectados durante décadas demuestran que el Criollo posee una gran capacidad de adaptación, resiliencia, y resultados productivos notables cuando se lo cruza con razas como Angus. “Los cruzamientos con Criollo generan hembras fértiles, rústicas, sin problemas de parto, y novillos que superan entre 60 y 80 kilos a los puros Angus”, explicó el genetista.

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Al día de hoy, unos 50 productores tienen en sus rodeos ganado Criollo, principalmente en zonas marginales. “Lamentablemente, los programas de mejoramiento genético de muchas provincias difundieron otras razas sin evaluación y desplazaron al Criollo. Hoy deben quedar no más de 10.000 cabezas puras”, criticó.

Uno de los desafíos persistentes, según Holgado, es la falta de difusión del potencial de la raza. “Los estudios están, pero cuesta que trascienda. Los productores aún lo asocian con ambientes hostiles, cuando en realidad puede tener un gran impacto productivo también en zonas buenas”, aseguró.

En Leales se desarrollaron dos líneas genéticas: una tradicional, con animales de distintos pelajes como overos y barcinos y con cuernos; y otra mocha, de pelaje castaño uniforme, especialmente seleccionada para cruzamientos y para que no sufran castigos comerciales por el fenotipo.

“La historia no termina, pero hay que reconocer lo que se hizo. Son 65 años de conservación, caracterización y difusión de un recurso genético invaluable”, aseveró Holgado, y remató: “Confiamos en que el INTA seguirá trabajando en esta temática. Es un final inesperado, pero también un nuevo comienzo”. /El Tucumano