Desde Tucumán, un llamado a repensar el huso horario argentino: “Estamos desfasados con el sol”

El geógrafo Pablo Paolasso explicó por qué el país vive desfasado con respecto al horario solar. Cómo impacta en nuestra vida cotidiana.

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Una vez más, el debate sobre el huso horario argentino regresa a la escena pública. El diputado nacional Julio Cobos presentó hace unos días un nuevo proyecto en la Cámara Baja que busca ajustar la hora oficial del país al huso -4 del meridiano de Greenwich, con el objetivo de ahorrar energía y mejorar la productividad. La propuesta no es nueva, pero vuelve a poner en el centro de la discusión un tema que, aunque técnico, tiene efectos concretos sobre la vida diaria de millones de argentinos.

El doctor en Geografía Pablo Paolasso, director del Departamento de Geografía de la Universidad Nacional de Tucumán, explicó a LA GACETA por qué la hora que rige actualmente en el país no se corresponde con la posición geográfica real de la Argentina

Hoy usamos el huso -3, cuando en realidad nos corresponde el -4. Eso se nota claramente cuando a las 7 de la mañana sigue siendo de noche”, planteó.

Desde una mirada técnica, Paolasso recordó que la hora en cada punto del planeta está determinada por la longitud, es decir, la ubicación este-oeste con respecto al meridiano de Greenwich. 

“Cada 15 grados de longitud hay una hora de diferencia. Buenos Aires, por ejemplo, está a unos 58° y Mendoza a 68°, lo que implica hasta 45 minutos de diferencia entre ellas”, explicó.

El desfasaje entre el reloj y la luz solar natural tiene impactos que van más allá del reloj biológico. “Nuestro cuerpo está programado para funcionar en sincronía con la luz. Por eso, si trabajamos o estudiamos cuando todavía está oscuro, afecta nuestro ritmo circadiano, el descanso y el rendimiento”, sostuvo el geógrafo.

En ese sentido,  fue categórico: “Lo más conveniente sería que adelantemos o atrasemos la hora dependiendo de la estación. Tener un horario de verano y otro de invierno permitiría que la mayoría de nuestras actividades sucedan durante las horas de luz”.

La propuesta de Cobos busca precisamente eso: optimizar el uso de la luz solar natural, reducir el consumo de energía y mejorar la calidad de vida. El proyecto establece oficialmente el huso horario -4 para todo el territorio nacional, alineándose con estándares internacionales y con la realidad geográfica del país.

Además del impacto energético -ya que comenzar el día con luz reduce la necesidad de iluminación artificial-, se destacan beneficios sociales, laborales y educativos. Entre ellos, una posible disminución del ausentismo escolar y laboral, así como una mayor sincronización entre las rutinas diarias y los ciclos naturales de luz y oscuridad.

Ya hubo momentos en los que las escuelas tucumanas, por ejemplo, adaptaban su horario según la estación. Pero lo ideal sería un cambio general para evitar superposiciones y descoordinaciones entre sectores”, concluyó. /La Gaceta