Identidad en peligro: vecinos repudian la eliminación del adoquinado en Barrio Sur

La eliminación de los históricos adoquines de la calle Entre Ríos, en el corazón del Barrio Sur de San Miguel de Tucumán, ha encendido la alarma entre vecinos, especialistas y defensores del patrimonio cultural.

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La decisión, impulsada por la gestión de la intendente Rossana Chahla, es vista por muchos como un atentado contra la identidad barrial y un nuevo capítulo de una política que desprecia la historia y la memoria urbana de la ciudad.

A pesar de las explicaciones técnicas brindadas por la Secretaría de Obras Públicas —que justifican la remoción como parte de un plan de mejora vial—, las voces críticas coinciden en que esta medida representa un grave retroceso. Para el arquitecto Hugo Ahumada Ostengo, el adoquinado no solo forma parte del paisaje urbano y la memoria colectiva, sino que además ofrece beneficios prácticos: mitiga el calor, facilita el drenaje del agua, mejora la transitabilidad y embellece la escena cotidiana. “La ciudad es mucho más que una mera ‘cosmetología urbana’”, advirtió.

En un contexto de crisis estructural en la planificación urbana, la administración Chahla ha optado por iniciativas superficiales, ignorando las verdaderas prioridades de la capital. En lugar de atender problemas urgentes como el transporte, el arbolado, la gestión de residuos o la preservación de inmuebles históricos, el municipio avanza con decisiones que afectan directamente la identidad barrial, sin sustento técnico ni participación ciudadana.

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“El municipio no tiene un orden claro de prioridades, y esta decisión carece de criterio técnico-científico”, remarcó Ahumada Ostengo. Además, alertó sobre la alarmante demolición de casas de alto valor patrimonial sin una política clara de preservación o reconversión.

Lejos de fortalecer el vínculo entre los habitantes y su entorno, la gestión de Rossana Chahla parece empeñada en borrar el alma de los barrios tradicionales de San Miguel de Tucumán. La identidad barrial, más que un eslogan nostálgico, es un valor urbano concreto que se construye —y se destruye— con cada intervención del Estado. Y hoy, con el adoquinado levantado y el cemento imponiéndose sin diálogo, lo que está en juego no es una simple calle: es el carácter mismo de la ciudad. /Tucumán Digital