Quesos contaminados en Tucumán: los riesgos de la bacteria Listeria monocytogenes en humanos
La especialista en Tecnología Industrial de Alimentos, Roxana Furman, recomendó consumir solo lácteos pasteurizados y con procedencia identificada para prevenir contagios. Detalles.
La reciente detección de un brote de listeriosis vinculado al consumo de queso encendió las alertas sanitarias en el país. En diálogo con LA GACETA, la licenciada en Tecnología Industrial de Alimentos, Roxana Furman, explicó los peligros que representa la bacteria Listeria monocytogenes y brindó recomendaciones para prevenir la enfermedad.
“La Listeria monocytogenes no es de las bacterias más conocidas por el público, pero para quienes trabajamos en inocuidad alimentaria es muy famosa, lamentablemente”, indicó. Este microorganismo, explicó, provoca la listeriosis, una enfermedad grave que afecta principalmente a mujeres embarazadas, niños, ancianos e inmunosuprimidos. “Puede causar meningitis, abortos espontáneos o nacimiento de feto muerto”, advirtió.
Un lote de queso artesanal, elaborado sin marca en Tafí del Valle por un puestero ambulante que producía pocas piezas por semana, fue retirado de circulación tras detectarse la presencia de una bacteria en los análisis del Instituto Malbrán. Cuatro personas resultaron afectadas, aunque ninguna corre riesgo de vida. Las autoridades sanitarias incautaron todo el producto y exhortaron al vendedor a cesar su producción para evitar nuevos casos.
Una bacteria que sobrevive al frío
A diferencia de otras, la Listeria se adapta a bajas temperaturas. “Le gusta el agua y el frío. Puede encontrarse en el suelo, el agua, trapos, esponjas, cámaras frigoríficas o heladeras. Por eso insistimos en evitar el agua estancada y respetar los tiempos de conservación de los alimentos”, precisó Furman.
Según la especialista, en adultos sanos la infección puede pasar desapercibida o generar síntomas leves, pero en los grupos vulnerables puede tener consecuencias severas. “Varias mujeres nos contaron que sufrieron abortos espontáneos y que luego supieron que habían estado expuestas a esta bacteria”, relató.
Etiquetado y controles
En el caso de los quesos, la recomendación es consumir productos con etiqueta, procedencia identificada y elaborados en establecimientos habilitados. “Lamentablemente, lo artesanal a veces se confunde con lo informal. El Código Alimentario exige que todo producto envasado tenga una etiqueta. Si no la tiene, el consumidor asume el riesgo”, recalcó.
También recordó que en Argentina está prohibida la venta de lácteos sin pasteurizar. “La pasteurización es un tratamiento térmico que elimina las bacterias de la leche cruda. Consumir leche o quesos no pasteurizados implica un riesgo innecesario”, dijo.
Consejos para prevenir
Furman sugirió no almacenar los alimentos más de 72 horas en la heladera una vez abiertos o cocinados, y hervir la leche cruda antes de consumirla. Sobre las conservas caseras, advirtió que si la tapa está hinchada u oxidada, es mejor descartarlas.
Finalmente, recordó que la Listeria monocytogenes no altera el olor, el sabor ni la textura de los alimentos. “El sentido común y la desconfianza ante productos de origen dudoso son herramientas clave. Si no sabemos de dónde viene o cómo fue elaborado, lo más seguro es no consumirlo”, concluyó. /La Gaceta





