«El que gobierna, conduce»: cruces, reproches y una interna que arde en el peronismo tucumano

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En medio de un contexto marcado por la reorganización del peronismo tucumano con vistas a las elecciones legislativas, el cruce entre el Ministro del Interior Darío Monteros y el diputado nacional Pablo Yedlin volvió a dejar en evidencia las tensiones internas dentro del oficialismo local.

La disputa se hizo pública a través de publicaciones en la red social X. Fue Monteros quien respondió con dureza a un mensaje de Yedlin en el que convocaba a conformar una lista de diputados «que voten en contra de las políticas libertarias de Javier Milei». La reacción no se hizo esperar, y dejó al descubierto diferencias que trascienden lo ideológico.

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«La conducción no se hereda, se construye, recuerde esto, diputado: el que gobierna, conduce», escribió Monteros, en un mensaje que, lejos de buscar conciliación, marcó territorio en la interna del oficialismo. El funcionario recordó la votación favorable de Yedlin a la reforma previsional impulsada por el macrismo en 2017, en una crítica directa a su actual postura opositora.

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Monteros sostuvo que el peronismo tiene vocación de poder, no de resistencia, y apuntó contra quienes —según su visión— se limitan a comentar la realidad desde la comodidad de los estudios de televisión. La publicación incluyó un repaso de las principales obras realizadas por el gobierno provincial como muestra de una gestión que, afirmó, prioriza la acción sobre la retórica.

Gerónimo Vargas Aignasse también intervino

El legislador Gerónimo Vargas Aignasse se sumó al cruce y cuestionó la coherencia de quienes hoy critican el acuerdo con el oficialismo nacional. «No te olvides que la misma gobernabilidad que actualmente le está dando el PRO y eventualmente el Bloque Independencia a Milei, se la dio el Frente Renovador de 2015 a 2017», señaló, en alusión al acompañamiento parlamentario de aquel entonces.

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Los mensajes revelan que, mientras la provincia enfrenta desafíos estructurales en materia social y económica, la dirigencia peronista continúa inmersa en disputas por posicionamiento interno. Las diferencias se manifiestan más en reproches por el pasado que en una estrategia clara para afrontar el futuro.

Un trasfondo de reacomodamientos y listas en ciernes

El trasfondo del cruce tiene un claro componente electoral. Con la mira puesta en el armado de listas para las elecciones legislativas, distintos sectores del peronismo tucumano comienzan a disputar espacios de poder con mayor intensidad. La exposición pública de estas tensiones evidencia un clima interno más preocupado por la ubicación en las boletas que por la articulación de un proyecto común.

El mensaje final de Monteros fue explícito: «Esto es peronismo, esto es lealtad, esto es conducción». La frase, que intenta erigirse como declaración de principios, también funciona como señal hacia adentro del espacio político, en un momento donde se disputan liderazgos y se define el rumbo a seguir.

Una dirigencia en clave electoral, pero lejos de las urgencias provinciales

En este escenario, resulta llamativo que las energías de la dirigencia se concentren en definir quién conduce y quién obedece, mientras la sociedad tucumana atraviesa problemas concretos. La inflación, el desempleo, la inseguridad y la precarización siguen afectando a miles de familias, sin que las disputas públicas incluyan propuestas para enfrentar esos desafíos.

Lejos de construir una agenda común que priorice las necesidades urgentes de la provincia, el peronismo tucumano parece enfocado en una carrera interna que, por momentos, se vuelve autorreferencial. Los posicionamientos públicos en redes sociales, más que señales de unidad, refuerzan una imagen de fragmentación que no siempre encuentra eco en los intereses ciudadanos. /Vove Tucumán