Universidades en pie: docentes, no-docentes y estudiantes encienden la chispa contra el ajuste
Con paros, movilizaciones y un diagnóstico alarmante, la comunidad universitaria se planta frente al Gobierno de Javier Milei. Denuncian la pérdida del poder adquisitivo, el vaciamiento presupuestario y llaman a una nueva marcha nacional.
Las paredes de las aulas están en silencio, pero las calles suenan con fuerza. Otra vez. Estudiantes, docentes y trabajadores no-docentes de las universidades públicas vuelven a movilizarse, esta vez en una escalada de reclamos que prende la mecha de una lucha que nunca terminó del todo. El corazón del conflicto late con fuerza en la Universidad de Buenos Aires (UBA), pero se extiende como reguero de pólvora por todo el país.
Este jueves, fueron los estudiantes quienes se movilizaron desde Plaza Houssay hasta el Palacio Pizzurno, sede de la Secretaría de Educación de la Nación. La escena ya es familiar, casi ritual: carteles, bombos, discursos, gargantas afónicas y una consigna que atraviesa generaciones: defender la universidad pública.
Pero esto no es solo una protesta estudiantil. Este viernes, los trabajadores no-docentes –administrativos, de intendencia y maestranza– realizarán un paro nacional de 24 horas, al que se sumarán los docentes de la UBA, en una nueva señal de unidad. La Conadu Histórica, una de las principales federaciones del sector, ya completó un paro nacional de 48 horas esta semana, exigiendo la reapertura de paritarias y una urgente recomposición salarial.
Los números son lapidarios:
Desde que Javier Milei asumió la presidencia, los docentes universitarios recibieron un aumento del 90,4%, frente a una inflación acumulada del 204,8%. Eso se traduce en una pérdida del 34% del poder adquisitivo en apenas 17 meses, según denuncian desde la Asociación Gremial Docente de la UBA (AGD UBA). En otras palabras, el equivalente a seis sueldos perdidos desde diciembre de 2023.
“Con este ajuste salarial, el gobierno promueve el vaciamiento de las universidades públicas. Hay un éxodo de docentes que deben buscar otros empleos para garantizar sus condiciones de vida”, sostuvo Laura Carboni, secretaria general de AGD UBA.
Cuatro de las cinco categorías del nomenclador docente están hoy por debajo de la línea de pobreza. Esa es la crudeza del diagnóstico. Pero también el motor de la bronca. “Esto no puede seguir así”, advierte Carboni, y propone una salida: “Necesitamos un plan de lucha nacional con continuidad. Una nueva marcha nacional que canalice el descontento contra el ajuste de Milei”.
El conflicto no es nuevo. Viene de la primera gran marcha universitaria del año pasado, que logró frenar un recorte presupuestario del Gobierno. Pero el problema de fondo sigue vigente: la degradación de las condiciones laborales, salariales y edilicias en las universidades públicas. “Los motivos que impulsaron aquel conflicto aún no se han solucionado”, recuerdan desde AGD UBA.
Este jueves también se sumó al reclamo la CTERA, con un paro nacional docente y movilizaciones en todo el país, en conjunto con gremios estatales de las CTA. Reclaman, entre otros puntos, la restitución del Fondo Nacional de Incentivo Docente (FONID), eliminado por el Gobierno.
La jornada cerró con un mensaje claro desde la comunidad universitaria: “No es solo por nuestros salarios: es por el derecho de las próximas generaciones a acceder a una universidad pública y de calidad.”
En los márgenes del ajuste, las universidades argentinas se transforman en trincheras. La calle, una vez más, es el aula donde se dicta la lección más urgente: la educación no se negocia. /El Ocho Tv





